El día comienza a las 6:15, dado que habiamos quedado con el taxista a las 7:00, pero Charl se duerme y al final salimos a las 7:30 con dirección a Amman, en donde debemos tomar un "service taxi" compartido a Damasco, en la estación de Abdali. Al llegar a Abdali, y trás un poco de desconcierto en la negociación con los taxistas, pagamos 21 JD por los tres asientos traseros de un moderno taxi. El pasaje habitual en este tipo de taxis es de dos pasajeros en la parte de adelante (junto al conductor) y tres en la parte de atrás. Si uno desea ir más espacioso, ha de comprar los asientos que desee dejar libres. Nos acompaña en el viaje un señor mayor llamado Ali que ha comprado los dos asientos delanteros, y que se dirige a Damasco al médico suponemos que a tratarse un visible bulto en el cuello.
En medio de la carretera que cruza ambos paises, he de ir al servicio en una gasolinera, o al "toilet" como aqui lo llaman. Experiencia inenarrable. Cruzamos algunas palabras con Alí en inglés, y va cogiendo confianza, hasta que en la siguiente parada nos pide el movil para hacer una llamada internacional (!!). El transito por la frontera implica dos trámites en puestos fronterizos separados: el de salida de Jordania y el de entrada en Siria. El de la parte jordana es rápido y con la sorpresa de no tener que pagar los 5 JD de impuesto de salida, al considerar el agente que nos encontrabamos en tránsito debido al poco tiempo que llevabamos en territorio jordano (poco más de 24 horas). El asunto en el lado sirio es bien distinto. El examen del pasaporte es exhaustivo, y trás poner mala cara un par de veces, el oficial finalmente da el visto bueno. Curioso lugar este puesto fronterizo, con una sala llena de militares procesando pasaportes con viejos ordenadores IBM, bajo la atenta mirada de un oficial paseando trás su espalda.
Tras el momento de tensión en la frontera, continuamos viaje a Damasco, donde llegamos sobre el mediodia. Los alrededores de la estación de Baremke están absolutamente colapsados por el mayor atasco circulatorio que hayamos visto en nuestra vida, y hemos visto unos cuantos. Trás dejar a Ali, unas calles antes, nos tenemos que bajar antes de llegar a la estación debido al colapso. Nos damos cuenta que Ali se ha dejado el equipaje en el maletero. El taxista nos ayuda a encontrar otro taxista que nos lleve al hotel Al-Majed. Regateamos el precio con la ayuda de un boli y una libreta, dado que su inglés es nulo. Lo dejamos en 50 SYP ($1), tras pedirme él 100 SYP y ofrecer yo 25. Siria es un lugar sensiblemente más barato que Jordania, y quizas el más barato en que hayamos estado nunca. El hotel no es gran cosa. Olor a naftalina, pocas sonrisas y pago anticipado de $30 por noche. Al menos el baño está limpio y el agua tiene presión. Seguro que pueden conseguirse habitaciones por precios más ajustados pero no queremos perder demasiado tiempo en ello. Las habitaciones tienen una señal para indicar en qué dirección se encuentra la Meca.
Por la tarde, cambiamos dinero en el cercano banco de la plaza Yousef Al Azzma. La ciudad moderna es mucho más tranquila por la tarde, incluso apacible. Nos dirigimos a la ciudad antigua y al zoco, para dar un paseo y hacernos una primera impresión del auténtico Damasco. El zoco está muy animado, claramente dirigido al público local, y nadie atosiga a nadie, como ocurre en los zocos egipcios. Los vendedores no ponen problemas a nuestras peticiones para dejarse fotografiar, pero tampoco muestran ni un atisbo de sonrisa. Qué se le va a hacer...
En nuestro paseo nos encontramos con la mezquita Ruqayya, en donde está enterrada la hija de Hussein, protagonista del cisma chií dentro del Islam. Nos dejan entrar sin problemas, Yolanda con la túnica habitual. El interior es espectacular, con multitud de espejos y mármoles. El sepulcro es accesible por dos laterales, uno para hombres y otro para mujeres. Hacemos fotos sin flash para no romper la emoción del momento.
A continuación visitamos un hammam (baño turco), una madrassa (escuela coránica) y un khan, que es el lugar donde antiguamente los mercaderes guardaban sus camellos y que ahora se están rehabilitando con fines culturales.
Cenamos a la vuelta en el restaurante Al-Kamal, cerca del hotel, una cena bastante normalita por 450 SYP. Al volver, conocimos a Bayan, de los foros de ThornTree de Lonely Planet, que resulta ser relaciones públicas del hotel y que nos consigue un cambio de habitación para el día siguiente. Y para acabar, la anécdota del día: cuando volviamos de la ciudad antigua, y debido a que el tráfico estaba completamente colapsado en la plaza donde acaba Sharia Al-Nasr, decidimos cruzar entre los coches en lugar de utilizar el paso subterraneo, como habíamos visto hacer a otras personas. Al detenernos en la mediana, un policia nos ha visto, ha venido hacia nosotros, y nos ha recriminado en árabe nuestra actuación. Le hemos pedido perdón en inglés (ya nos gustaría saber árabe), y él ha comenzado a ponerse "chulillo" pidiéndonos el pasaporte y haciendo bromas con gestos representando que nos iba a esposar y llevar presos. Ante esta situación que comenzaba a ponerse tensa, hemos optado por hacernos los tontos (lo he visto funcionar innumerables veces) y hablar en español. Lo peor ha sido que en medio de este desproposito, dos chicos locales han cruzado por la calle, exactamente igual que nosotros, y al policia, para seguir con la broma, no le ha quedado más remedio que recriminarles y decirles que se diesen la vuelta. Los chicos le han ignorado y, ante los gritos del policia, se han reido de él y de la situación. Aquí es cuando la cosa se ha puesto surrealista, y el policia ha pedido refuerzos con el silbato y han acudido más policias con porras que se han dedicado a acosar a los chicos, que no daban crédito ante lo que estaba sucediendo. Con el pragmatismo que nos caracteriza a los latinos en estas situaciones, hemos aprovechado el momento de desconcierto para perdernos entre la multitud, como alma que lleva el diablo.
El incidente no revestía ninguna importancia pero no conviene desestimar las peculiaridades de los sistemas policiales de este tipo de paises y su actitud ante cualquier problema causado por un extranjero. Es bastante frecuente enfrentarse a una expulsión a la frontera más cercana por cualquier menudencia como esta. Dios mio, llevamos 48 horas en Oriente Medio y ya casi nos meten en la carcel... :)
Arriba, el lugar de este absurdo incidente.
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