Viaje a Oriente Medio 2003: Siria | Líbano | Jordania | Palestina El conflicto Palestino-Israelí Diario del viaje
Día 10 - Viaje a Amman
29-09-2003
El día comienza con un pequeño retraso. Mohammed, el manager del Palace Hotel se duerme y hay que despertarle para que nos prepare el desayuno. Somos los únicos huespedes en el hotel esa noche. Desayunamos apresuradamente y Ahmad nos acerca a un restaurante a las afueras de Palmira donde paran los autobuses que vienen de Deir ez-Zur y se dirigen a Damasco. Llegamos a tiempo y nos despedimos de Ahmad, que aún antes de que parta el autobus pasa por delante de nosotros un par de veces, suponemos para asegurarse de que no nos pasa nada. El viaje cuesta 250 SYP entre los dos y dura unas dos horas y media. Al llegar a Damasco, descubrimos que el autobús no nos deja en Baremke, sino en otra estación a las afueras. Un pasajero del autobús que viaja con su hija y su mujer, para llevarla al hospital, insiste amablemente en ayudarnos y nos acompaña casi 500 metros hasta el lugar donde salen los taxis hacia Baremke. 75 SYP y estamos de camino a la caótica estación del centro de Damasco. Llegamos a eso de las 12:00 y nos encontramos que el siguiente autobús a Amman no sale hasta las 15:00, así que optamos por el taxi compartido, que sale del mismo lugar donde cogimos el de Baalbeck una semana atrás.
De nuevo la vorágine de taxistas gritando, pero nosotros ya nos sentimos como pez en el agua y no nos cuesta nada elegir el vehículo adecuado y discutir un precio justo. Durante la espera a que se llene el coche, nos encontramos con los niños de la semana pasada, que en cuanto nos ven a lo lejos vienen corriendo a saludarnos. Resulta un momento muy agradable en el que de nuevo practicamos nuestras pocas frases de árabe. Unos crios encantadores que intentan buscarse la vida en un entorno muy duro. No nos dejan hacerles fotos por miedo a que les detenga la policía por dar la lata a los turistas.

Acabamos pagando $30 por los tres asientos traseros y compartimos el vehículo con otros dos pasajeros en el asiento delantero. El viaje es tedioso y solo se adereza con el paso de la frontera, donde el conductor aprovecha para hacer contrabando de cigarrillos, colocandonos un par de cartones a cada uno y ocultando otros pocos entre las piezas del coche. Muy curioso el registro del vehículo del agente de aduanas, que tras tocar varios de los cartones escondidos, acaba por dar el visto bueno. Al cruzar la frontera, nos detenemos en una especie de tienda en la carretera donde intercambia los cartones de tabaco por una garrafa de gasolina.
A eso de las 15:00 estamos en Amman y nos dirigimos al hotel elegido de nuestra guía, el Mirage, que resulta llevar una temporada cerrado. Un ávido taxista nos intercepta en la calle y nos convence para llevarnos a un hotel cercano de tres estrellas, llamado Firas Palace, que no tiene mala pinta y cuesta 20 JD. Decidimos quedarnos, y trás comer en el solitario restaurante del hotel una pizza y un par de lasañas congeladas, nos quedamos a descansar en la habitación toda la tarde, dado que Yolanda se encuentra peor del catarro. A las 20:00 salimos a dar una vuelta por el downtown para cambiar dinero y cenar algo. En la puerta nos asalta un personaje llamado Jabr, que aparentemente trabaja como taxista del hotel, y se ofrece para llevarnos al día siguiente a la frontera con Israel, visitando antes la cercana ciudad de Jerash y sus ruinas romanas por unos ajustados 20 JD. También negociamos con él la recogida a nuestra vuelta de Israel en la frontera y el posterior traslado a Petra a través de la King's Highway por unos 60 JD. Nos acerca al centro en su vehículo y nos deja en sitio de cambio bastante favorable.

Cenamos en el restaurante Cairo un par de platos de Mansaf, bastante más soso y descuidado que el de Palmyra. Por $3 tampoco se puede pedir gran cosa. La vuelta resulta agotadora debido a las empinadas e interminables escaleras que hemos de sufrir para volver a la colina (jebel) donde está el hotel. Por la noche, en la ducha, descubrimos que tenemos compañia... cucarachas. Mañana nos espera Jerash y Jerusalem. Intentaremos alojarnos en el Jerusalem Hotel, que aunque un poco caro, parece merecer la pena.