Nos levantamos tarde y cansados por todo lo vivido el día anterior, y con la cabeza aún en la operación de Cheiko en Amman. Trás comprobar las vistas de la bahía desde la terraza del hotel, lo primero que hacemos es visitar las oficinas de Royal Jordanian para confirmar el vuelo de vuelta para el sábado. Aunque nuestros tickets son de Iberia, el amable empleado llama por nosotros a las oficinas de Iberia en Amman para confirmar nuestro pasaje. Después de un buen rato mirándonos, nos dice que ya sabe de que nos conoce, lo cuál nos sorprende bastante. Nos recuerda de la noche anterior tomando una coca-cola en la calle. Aunque Aqaba tiene un ligero aire cosmopolita de ciudad fronteriza, acaba siendo un pueblo donde todo el mundo se conoce.
Dado que el vuelo mantiene su hora, decidimos estar en Aqaba y sus playas, hasta el mismo sábado por la mañana, en que cogeremos un autobús de la compañía JETT a primera hora de la mañana que nos llevará con tiempo más que de sobra para tomar el avión en Amman (4 JD por persona).
El resto de la mañana y la tarde la pasamos en la playa. Intentamos ir al Club Murjan, propiedad del hotel Al-cazar, pero en estas fechas se encuentra en renovación, así que nos apuntamos en una excursión del club de buceo del hotel a una playa cercana, donde mientras ellos bucean en el King Hussein Reef, nosotros hacemos snorkel. Desde esta playa se pueden observar los barcos atracados en el golfo de Aqaba, y al otro lado de la bahía, las playas de Eilat en Israel y Taba y Nuweiba en Egipto.
Los arrecifes se acceden directamente desde la playa y al principio dan la impresión de estar bastante sucios, con muchas botellas y latas de cerveza en el fondo. En cuanto uno se queda quieto comienzan a aparecer todo tipo de especies marinas de entre los ricos corales. Realmente, la experiencia de bucear o hacer snorkel en el Mar Rojo merece realmente la pena.
Por la tarde nos dedicamos a pasear por el centro de Aqaba, que resulta estar bastante animado, y aprovechamos los buenos precios de las tiendas locales para comprar los últimos recuerdos y regalos, entre los cuales se encuentra una pipa de agua que nos permita recordar en el futuro los intensos días que estamos viviendo en Oriente Medio.
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