Viaje a Oriente Medio 2003: Siria | Líbano | Jordania | Palestina El conflicto Palestino-Israelí Diario del viaje
Día 04 - Damasco
23-09-2003
Nos levantamos tarde con la esperanza de que sea un día más tranquilo que ayer (sin detenciones más que nada). Nuestro objetivo es acabar de visitar las atracciones más importantes de Damasco: la gran mezquita omeya, y las casas damasquinas. Desayunamos copiosamente en el hotel antes del cambio de habitación. La nueva tiene unas grandes vistas a la ciudad antigua, pero tampoco es nada del otro mundo. La cama es king-size, pero la ducha es más espartana, y viene equipada con dos zapatos de goma para no escurrirse. Lo más curioso es que ni siquiera son de la misma talla.

Cogemos un taxi que por 50 SYP nos lleva al zoco, bastante cerca de la mezquita. En el camino por el zoco nos encontramos con Alí, nuestro compañero de viaje del día anterior, que se alegra mucho de vernos. Nos dice que ha recuperado su equipaje, lo cuál nos alegra y tranquiliza mucho. No sabe explicarnos como lo solucionó, pero estoy seguro que el taxista buscó alguna forma de comunicarse con él antes de regresar a Amman. Se despide de nosotros con un fuerte apretón de manos.

Para entrar a la gran mezquita omeya, Yolanda ha de pagar 50 SYP por el alquiler de la túnica de rigor. Las alquilan en una caseta cercana a la tumba de Saladino, justo al lado de la puerta norte. Al ir a pagar, la tratan bastante mal (quizás por ser extranjera?) tirándole las monedas de la vuelta encima de la mesa. En todas partes hay imbéciles.
Mausoleo de Saladino
Las mujeres, para visitar las mezquitas deben necesario cubrirse la cabeza y llevar una túnica larga, así como descalzarse
Una vez dentro, de nuevo, la sensación de visitar un lugar sagrado nos invade. La paz del lugar y el fervor de los fieles ayudan a ello. De hecho, se trata del cuarto lugar más sagrado del Islam tras la Meca, Medina y la Cúpula de la Roca de Jerusalem. Visitamos el mausoleo de Hussein. Se repiten las escenas de devoción de ayer en la mezquita Ruqayya. A continuación deambulamos por el patio y presenciamos desde dentro la llamada a la oración del mediodia. Las dos cúpulas, la de los relojes y la del tesoro, contrastan en el espacio de la explanada al aire libre.
Los fieles expresan verdadera devoción junto a la cripta
Patio interior de la mezquita
Patio de la mezquita Omeya y la Cúpula de los Relojes, construida en el siglo XVIII
Dentro de la zona de oración, visitamos la cripta de Juan Bautista y contemplamos la cúpula con los nombres clave del Islam.
Todo el suelo del interior de la mezquita está cubierta por cómodas alfombras
La cripta de S. Juan Bautista es un santuario de marmol, iluminado con luces verdes
Cúpula del Aguila. En ella aparecen en árabe varios nombres, entre ellos, el de Alá y Mahoma
El guarda de la puerta sur nos recoge la túnica de Yolanda, y nos invita a fotografiarle. Su prolongada edad y simpatía nos impresiona.
El amable vigilante de una de las puertas de la Mezquita
Vuelta al zoco. Nos cruzamos con algunas mujeres con el rostro completamente tapado. Afortunadamente, son una honrosa excepción, pero testimonio inequívoco de lo que aún han de avanzar algunas mujeres en el mundo árabe. Nos volvemos a sorprender por los efectos de la luz en los techos de las calles cubiertas del zoco. Por último, antes de comer, visitamos alguna de las antiguas casas damasquinas, que básicamente se traduce en un paseo de forma breve por sus pequeños jardines y patios, dado que la mayoría de las habitaciones permanecen cerradas.
Otra de las callejuelas del zoco
El sol entrando a través del techo y las ventanas que cubren el zoco de Damasco
Uno de los patios interiores de Beit Barudi
Comemos en el prestigioso restaurante Alissar, en el barrio cristiano de la ciudad antigua. La comida resulta bastante buena y no muy cara (400 SYP, $8), pero algo hemos hecho mal porque nos han ignorado durante toda la comida, y solo se han percatado de nuestra existencia para molestarnos recogiendo la mesa y el mantel, mientras intentábamos tomar unas infusiones después de comer.

Vuelta en taxi al hotel, para una siesta tipo sauna, pero que aun así sirve para recuperarnos. Decidimos cenar en el hotel y resulta una buena elección. Un poco caro para los estándares sirios (700 SYP) pero las chuletas y la pata de cordero con arroz aromático merecen la pena.

Mañana intentaremos ganar un día al itinerario previsto, visitando Baalbeck y continuar camino hacia Hama, sin hacer noche en Líbano, que parece ser es bastante caro. El día nos deparará dos pasos de frontera, con su doble trámite cada una.