Tras desayunar brevemente en el hotel, nos dirigimos en un grupo de 8 a la excursión de Krak de los Caballeros. El grupo está formado por francoparlantes y no hay demasiada comunicación con ellos a lo largo del día. El vehículo es nuevo y confortable. En primer lugar visitamos la ciudad y el castillo de Misyaf. La entrada es de tan solo 5 SYP con nuestro carnet de estudiante, pero la verdad es que no merece mucho la pena. Tras la breve visita, nos dirigimos a través de una sinuosa carretera que que atraviesa diversos pueblos de montaña al plato fuerte del día, el castillo de Krak de los Caballeros, auténtico bastión en la época de las Cruzadas.
El estado de conservación no es el mejor, pero la verdad es que las dimensiones y la estructura del castillo dan de sí para un par de horas de deambular por almacenes, torres, patios y fosos. La entrada, con el carnet de estudiante, son 20 SYP por persona.
Para las 3 de la tarde estamos de vuelta en Hama, con el tiempo justo de vistar de nuevo las norias y la torre del reloj, muy cercana al hotel Cairo donde nos alojamos. Antes de partir hacia Aleppo, aprovechamos para leer y enviar algunos emails desde un ordenador disponible en el propio hotel.
El autobús que parte hacia Aleppo, viene de Damasco y pasa por Hama a las 17:00, pero no pueden confirmarnos si habrá asientos libres hasta el último momento. Por si acaso, intentamos negociar con algún taxista el recorrido, pero los precios no bajan de 1000 SYP, así que decidimos esperar. Nuestra espera da sus frutos, y el autobús resulta traer dos asientos libres. El viaje resulta muy corto y agradable. Un empleado reparte agua y caramelos para amenizar el trayecto. La omnipresente música tradicional también nos acompaña. Por 65 SYP por persona no se puede pedir más. Decidimos utilizar autobuses a partir de ahora en los trayectos que lo permitan.
Al llegar a Aleppo, de nuevo jauría de taxistas, y en un minuto estamos camino del hotel Beit Al-Wakil. Aun siendo un poco caro ($100 por noche) este hotel tiene fama de ser uno de los mejores de la ciudad, y para compensar la incomodidad de los hoteles anteriores decidimos darnos un homenaje. Al llegar, pequeña decepción al comprobar que está completo, pero el encargado de recepción, amable sin límites, nos gestiona una habitación en un hotel cercano, el Mandaloun, que según él no era tan bueno, pero que a nosotros nos parece un palacio. El hotel es muy bonito y nos asignan una habitación con varias ventanas que dan a un patio central con una fuente. El estilo es claramente de "Old House" damasquina. Por $70 nos parece perfecta.
Por la noche volvemos al Beit Al-Wakil, que además de hotel, alberga uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Degustamos la especialidad local, Cherry Kebabs, que resulta realmente deliciosa. La factura total, 600 SYP, una ganga. Una pena no haber podido conseguir habitación en este antiguo palacio.
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